martes, 5 de octubre de 2010

Sentirme culpable

Seguro que las que sois mamás sabeis de lo que hablo. Cualquier cosa que le ocurra a tu vástago te hace sentir culpable, y casi cualquier cosa que hagas, te hace sentir culpable y malamadre. La primera reacción instintiva ante cualquier problema de Sara mi primera reacción es echarme la culpa por algo que he hecho, que no he hecho, por no haber estado, por estar demasiado encima...



El sábado pasado, cuando fuimos de excursión a Alcoy para ver a Carlos González, nada más montarnos en el coche, mi amiga :"me siento muy rara sin "miniñito"" y yo le contesto "te sientes culpable de hacer algo sin él y de dejarlo con su padre". No es que sea adivina, es que así también me estaba sintiendo yo. Y eso que íbamos a una charla sobre crianza, que si nos llegamos a ir de copichuelas por ahí, nos flagelamos allí mismo.

El Domingo como ya expliqué Sara empezó a encontrarse mal, y su madre a barruntar "es que seguramente se enfrió ayer en el paseo, claro, no llevaba la chaqueta, si hubiese estado yo se la hubiera puesto..." "o en la siesta se enfrió, a lo mejor se quedó alguna ventana abierta, yo siempre lo miro...". Me sentía culpable por haberla dejado unas horas, y que fuera en esas horas cuando se hubiese constipado, cuando se lo habían pegado en la guarde y ni aunque la hubiéramos forrado de ropa hubiésemos evitado que enfermase.

Otro ejemplo: estas vacaciones en León la niña tuvo un pequeño accidente, del que también me sentí culpable. Atención que tiene miga, que cuando me acuerdo me digo yo a mi misma tonta. Llevaba su padre a Sara de la mano, yo estaba tomando fotografías de los edificios por delante de ellos, cuando oigo. "No toques eso" y un chillido desgarrador de mi niña se me atraviesa en el tímpano. Sara se quemó al tocar una colilla en el suelo. Y me sentí culpable, muy culpable por la ampollita que le salió en el dedito. ¿Porqué? Pues ni idea, porque en realidad la llevaba su padre y yo estaba mirando en la dirección contraria. Y lo más gracioso es que le pregunté a Miguel, que era el que estaba tutelando en ese momento a Sara, y él no se sentía culpable "no me dió tiempo a evitarlo". Cero sentimiento de culpa, yo cien.

¿Porqué esos remordimientos nos acechan mil veces ante cualquier cucón, moquito, estornudo o llantina? El instinto protector ante nuestra cría hace que sintamos que hemos fallado como guardianas y garantes de su seguridad. La mayoría de veces, sus llantos y malestares, son simplemente formas de descubrir el mundo y sus propios límites físicos, mentales y emocionales. Y nosotras no podemos más que acompañarles, y hacerles sentir que estamos alli. Mi Sara tiene ahora 16 meses, está en el umbral de empezar a expresarse por medio de las rabietas. De hecho ya hemos tenido alguna que otra. Y me he sentido culpable por ellas, como no. Así que debo encontrar el modo tranquilizar mis inseguridades y mis sentimientos de culpa para poder acompañarla en esta difícil etapa. ¿Alguna sugerencia de cómo hacerlo?

2 comentarios:

  1. Pues a mí no se me acurre ahora cómo ayudarte... porque yo estoy en el mismo proceso.
    A veces me tranquilizan las palabras de una amiga: "Ella no te lo tendrá en cuenta y te lo perdonará. Al fin y al cabo las madres lo hacemos lo mejor que sabemos en ese momento."

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  2. Gracias por tu comentario, Cristina.
    Yo a veces me repito como un mantra: "Lo haces lo mejor que sabes, lo haces lo mejor que sabes..." Pero la verdad no me funciona demasiado bien.
    Creo que habrá que aprender a vivir con este sentimiento lo mejor posible y ya está.

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